Este conjunto, compuesto por el cráneo y la mandíbula de un ejemplar de Ursus deningeri Von Reichenau, fue hallado en la cueva de Santa Isabel, en Ranero (Valle de Carranza, en la parte occidental de Vizcaya). Su excelente estado de conservación lo convierten en una de las piezas más interesantes en los fondos del Museo Arqueológico de Bizkaia, en Bilbao.
Esta especie extinta de úrsido es considerada la antecesora del oso de las cavernas (Ursus spalaeus), con el que comparte muchas características morfológicas. Fue endémica en Eurasia en el Pleistoceno, desde hace 1,8 Ma hasta su extinción hacia aproximadamente 100.000 BP.
En la Península Ibérica, la mayor cantidad de restos de esta especie se han excavado en la Sima de los Huesos de Atapuerca. Algunos de ellos se hallaron en el mismo contexto que restos humanos. El estudio pormenorizado de los molares y metatarsos de la Cueva de Santa Isabel ha revelado que se trata de la misma especie, si bien con algunas características ligeramente más evolucionadas.
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